¿LA EDAD DE LA INOCENCIA?
Cuando se refiere a la delincuencia juvenil, el criterio de nuestros gobernantes oscila entre la mano dura y la Educación para la ciudadanía.
Seguro que le suena esta anécdota: un ciudadano ve a un niño haciendo una gamberrada, como tirar basura al suelo en vez de a la papelera, y con gran cuidado le llama la atención. Sin embargo, y como de la nada, en segundos aparece su vociferante padre que le espeta, “a mi chico no le corrijo más que yo”, para, tras amenazar al viandante por meterse en camisa de once varas, soltar al chaval un par de bofetadas.
Tiene esto que ver con el debate que se está produciendo sobre los contenidos que tendrá la asignatura estrella introducida en la última reforma educativa, la Educación para la ciudadanía. Y no sólo sobre ellos, sino sobre la misma razón de su existencia, para algunos innecesaria y para muchos un resquicio por donde el gobierno de turno intentará deslizar mensajes de naturaleza partidaria. No pocos identifican esta materia con la que hasta hace 30 años se impartía con el nombre de Formación del Espíritu Nacional.
Muy Interesante (síntesis)
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